Tópicos respecto a los riesgos de la exposición a radiaciones
La exposición a la radiación es temida por algunas personas. Sin embargo, varios puntos deben tenerse en cuenta cuando consideramos los riesgos asociados a la exposición a radiaciones.
La exposición a la radiación es temida por algunas personas. Sin embargo, varios puntos deben tenerse en cuenta cuando consideramos los riesgos asociados a la exposición a radiaciones. Lo primero de todo, es comentar que no solo estamos expuestos a radiaciones ionizantes del tipo de las utilizadas en los estudios radiológicos con rayos X y en los exámenes de Medicina Nuclear sino que también estamos normalmente expuestos a otros tipos de radiación como los infrarrojos (se sienten como calor), ultravioletas (nos broncean y aceleran el proceso de envejecimiento de la piel), e incluso la luz visible (nos permite ver nuestro entorno). Las radiaciones a las que normalmente estamos expuestos proceden del sol, de elementos naturales en la tierra, de materiales usados para la construcción de nuestros hogares e incluso de elementos radiactivos que forman parte natural de nuestro organismo. Dependiendo de la región del mundo en la que vivamos, nosotros estamos expuestos cada año a unas cantidades variables de radiación. Como ejemplo en una ciudad normal, la dosis anual de radiación es aproximadamente de 300mR y en otras la dosis anual de radiación estará aproximadamente en 600 mR y en algunos lugares del mundo se llegan a alcanzar dosis anuales que alcanzan los 1000 mR. Es un dato muy importante a tener en cuenta que los lugares en el mundo con las más altas tasas de radiación no son los que más altas tasas de cáncer tienen. Esto sugiere que la tasa de cáncer no está directamente relacionada con la dosis de exposición a radiación y que la diferencia está probablemente asociada a otras variables del entorno como la exposición al humo del tabaco y a la combustión de gasolinas o a carcinógenos.
Otro punto a tener en cuenta es que alguno de los procedimientos radiológicos como la resonancia magnética y la ecografía no utilizan radiaciones ionizantes y el campo magnético y la energía ultrasónica, en las dosis utilizadas para los tests diagnósticos, no han demostrado causar alteraciones significativas tisulares. Además en las pruebas diagnósticas que usan radiaciones ionizantes, las dosis empleadas son normalmente muy pequeñas y a menudo de magnitud similar a las adquiridas de forma natural en el entorno diario. Como ejemplo, una dosis para un típico procedimiento de rayos X puede tener entre 30 a 1000mR. Otros tests radiológicos emplean radiaciones más altas que pueden alcanzar los 5000 mR o más. A pesar de los amplios estudios realizados sobre los efectos de la radiación, no existen evidencias concluyentes de daño tisular. Incluso algunos expertos creen que a las dosis tan pequeñas recibidas en esos estudios diagnósticos el riesgo es nulo. Cualquier riesgo potencial de exposición a la radiación en una prueba radiológica debe ser contrapuesto respecto al posible beneficio derivado de su realización. Así como nosotros aceptamos el riesgo de andar en bicicleta para obtener el beneficio del ejercicio, deberíamos considerar que el beneficio del diagnóstico obtenido compensa ampliamente el pequeño riesgo asociado a una exposición a radiación secundaria en una prueba radiológica. Por ejemplo, una mamografía puede detectar un cáncer de mama que se diagnosticaría mucho más tarde durante un examen físico. Esta detección precoz del tumor puede salvar vidas.
¿Si el riesgo de radiación es tan pequeño, por qué los técnicos y radiólogos se protegen para prevenir la exposición?
La dosis de radiación en un examen es relativamente pequeña pero en el tiempo, esa dosis es acumulativa. Existen regulaciones especiales que limitan la dosis total de radiación que un trabajador expuesto puede recibir. Para cumplimentar esas regulaciones, el técnico debe cumplir unos estrictos requisitos para mantener sus indicadores de dosis acumulada al mínimo.
Aunque ningún efecto adverso sobre la salud ha sido atribuido directamente a la exposición a bajas dosis de radiación, la comunidad médica juega su papel para mantener esa exposición al mínimo posible. Por eso se aboga un mayor cuidado a la hora de ordenar estudios radiológicos. No se deberían solicitar estudios radiológicos de forma rutinaria que no mejoren el manejo del paciente.
Si tiene cualquier duda a cerca de la importancia o necesidad de la realización del test radiológico que se le ha pedido, no dude en preguntarlo a su médico.
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