¿Nos quedaremos sin pensión?

La campaña para alertar de las dificultades para sostener el sistema público de pensiones en el futuro pone los pelos de punta a los jubilados y a los que están próximos a la edad de abandonar el mercado laboral.

Nos dicen que hay que ahorrar, alargando la edad de permanencia en el puesto de trabajo y que nos conviene un suculento plan de pensiones para asegurarnos los ingresos de subsistencia en nuestra vejez. Los motivos que se aducen son siempre los mismos: el envejecimiento progresivo de la población y el descenso permanente de la tasa de natalidad. Es decir pocos jóvenes para sostener las pensiones del cada vez más nutrido colectivo de mayores.

Desde luego, no es fácil discutir criterios basados en predicciones a largo plazo, porque en el transcurso de los años pueden producirse circunstancias que hoy no somos capaces de contemplar. Sin embargo, abordar el problema de las pensiones como una cuestión de gastos exclusivamente no parece del todo acertado. Es necesario también incluir el componente de los ingresos que pueden mejorar las arcas de la Seguridad Social y asegurar, por fin, unas prestaciones dignas a los mayores.

¿Cómo se pueden mejorar los ingresos? Por ejemplo, evitando la expulsión forzada del mercado de trabajo de las personas maduras antes de llegar a la edad de jubilación. La tasa de actividad de los trabajadores entre 60 y 64 años era en nuestro país, a finales de 2009, del 36%. Es decir menos de cuatro de cada diez trabajadores consiguen permanecer en su puesto de trabajo sobrepasados los sesenta. ¡Y, una gran mayoría no ha elegido su retirada anticipada!

También es posible todavía fomentar el acceso, la permanencia y la continuidad de las mujeres en el trabajo, o articular medidas que fomenten el aumento de la natalidad como hacen otros países europeos, como es el caso de Francia o los países nórdicos.

Por supuesto, el aumento de las tasas de empleo y el incremento de los salarios mejorarían en gran medida los ingresos en las arcas de la Seguridad Social. E incluso, en vez de fomentar los fondos de pensiones para asegurar a una vejez sin problemas económicos, podrían aumentarse las cotizaciones de las empresas y de los trabajadores al sistema público. ¿Por qué no?
Por ideas, que no quede.