Envejecimiento digno y activo

¿Qué significa envejecer de forma activa y digna?

A finales de los años 90 la Organización Mundial de la Salud sustituye el concepto de «envejecimiento saludable» por el de «envejecimiento activo», definiéndolo como «el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen»; esto quiere decir que debe existir un compromiso por parte de la ciudadania y organismos públicos para garantizar condiciones optimas en todas las etapas de la vida enfatizando estos procesos en la senectud. El término activo hace referencia a una concepción amplia e integral; no solo preservando la salud física, sino también la  salud emocional, la participación social, aprendizaje, seguridad en los espacios, etc.

Dignidad significa respetarse a sí mismo. Si acercamos este concepto al marco del envejecimiento podemos entenderlo como envejecer de una forma en la que se respeten nuestras creencias, nuestro modo de vivir, lo que queremos y deseamos. La vejez es una etapa más de la vida, no es un punto y aparte, es una evolución de cómo hemos crecido y madurado como personas. Por ello es vital y loable envejecer de forma digna, conforme a nuestros deseos. La dignidad es un hecho inherente al ser humano y lo debemos relacionar con el respeto mutuo y el respeto a los demás. La carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea en su artículo 1, Dignidad Humana, lo define de la siguiente manera: «La dignidad humana es inviolable. Será respetada y protegida».

A continuación daremos algunas claves para envejecer de forma activa y digna, las cuales las dividiremos en tres niveles:

A nivel individual: es necesario comprender que el paso del tiempo implica retos, pero también una gran experiencia positiva en forma de aprendizaje. Es importante entender que la vejez es una etapa  más de la vida, en la que hay tiempo para asumir desafíos, aprender cosas nuevas y en la que quedan muchos aspectos de la vida por descubrir.

Caminar a diario, incorporar alguna actividad física acorde a las capacidades de cada persona es indispensable para mejorar la salud y la autonomía, así como alimentarse con una dieta variada y equilibrada. Pero tan importante es el aspecto físico como el bienestar emocional, que requiere una atención prioritaria para mantenernos activos. Adaptarnos a las distintas etapas de la vida y las condiciones que se nos presentan, entender esta etapa como un ciclo más. Recuperar aficiones, la lectura, el interés por el arte o cualquier otra actividad de ocio aportan beneficios fundamentales a nuestra vida, y nos ayudan a ese proceso de envejecimiento activo.

El nivel familiar implica no solo los vínculos con nuestra familia, sino con aquellas personas de nuestro entorno; amistades, vecindario..., todas aquellas conexiones que nos puedan aportar relaciones positivas y satisfactorias. Es esencial encontrar motivaciones en nuestro entorno cercano que nos haga sentirnos útiles y necesarios. Cada persona da y recibe a lo largo de toda su vida, ocupando un papel esencial en cada momento, formando parte de un sistema del que todos los miembros se nutren. Las relaciones intergeneracionales constituyen un eslabón esencial en esas conexiones tan vitales y que contribuyen a que el envejecimiento activo sea una realidad.

A nivel social, es importante que como sociedad mantengamos un compromiso con nuestros mayores construyendo ciudades inclusivas en donde se garanticen el acceso a los servicios públicos, zonas verdes, accesibles, atendiendo a sus necesidades e incluyéndoles de forma activa en la participación y las redes comunitarias. La participación social de las personas mayores constituye una de las claves mas importantes para la promoción del envejecimiento activo, constituyendo muchos beneficios para las personas a todos los niveles. Una sociedad que se nutre de la experiencia de sus mayores es una sociedad enriquecida, que admite la vejez como una etapa mas de la vida aceptándola como experiencia positiva. Es importante que se trabaje en una ciudadania que rompa con los estigmas negativos de la vejez, el edadismo, y conformen una sociedad igualitaria para todas las personas en todos los ciclos de su vida.

Para contribuir a una sociedad que promueva el envejecimiento activo existe el índice de envejecimiento activo (AAI por sus siglas en ingles), una herramienta de análisis y medición comparada entre países sobre el envejecimiento activo y saludable. Este instrumento mide cuatro aspectos; empleo, participación social, vida independiente y segura y capacidad para un envejecimiento saludable. Esta recurso sirve para poder generar políticas públicas a favor de un envejecimiento activo de las personas mayores.

Los tres niveles que se han mencionado interaccionan en el conjunto de la vida de las personas, otorgando cada uno de ellos un aporte necesario para envejecer de forma activa y digna. Pero se requiere un compromiso social importante, otorgar el papel que nuestros mayores se merecen y destinar recursos que hagan realidad una sociedad para todas las edades.

El Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) en su página web dispone de mucha información de interés para las personas mayores, así como variedad de opciones para que la participación social pueda hacerse realidad:

https://www.imserso.es/imserso_01/tti/index.htm

https://www.imserso.es/imserso_01/espaciomayores/ev/index.htm

Cristina Valero Ruiz
Trabajadora social