Psicología positiva: la satisfacción de los cuidados
Podemos hablar de cuidado como aquella acción que se hace al poner interés y atención en aquello que hacemos para que salga lo mejor posible. Se trata de un acto de amor, de afecto.
Cuidar de otra persona puede suponer sobrecarga, cansancio físico y mental, dolor, tristeza, abatimiento, pérdida de libertad o independencia, así como impotencia cuando no nos sentimos valoradas o valorados.
Sin embargo el cuidado tiene a su vez muchos aspectos positivos que pueden pasar desapercibidos, y que serán los que ayuden a bajar todo aquello que nos puede dañar.
El cuidado tiene mucho de cooperación, de superación, aprendizaje, altruismo, generosidad, esperanza, tolerancia, paciencia y entrega. Todo esto mejora nuestra vida, fomenta el bienestar, la calma y nos ayuda a continuar.
¿Cómo podemos apreciarlo cuando estamos sobrepasados?
Para ello partiremos de ver el cuidado como la forma de activar los recursos de la otra persona para que se autoayude, es decir, no utilizar la sobreprotección. De esta manera nos pondremos de igual a igual. No con culpa por no llegar a todo, sino con responsabilidad para hacerlo con buena intención.
La ayuda puede convertirse en un proceso de acompañamiento y de cuidado mutuo, hasta donde se necesite.
Aquí el saber establecer límites, pedir y recibir apoyo, expresar lo que sentimos, comunicarnos con la capacidad de decir que no en ocasiones y tener tiempos de respiro, en los que no estemos cuidando sino cuidándonos, serán los aspectos que facilitarán un buen trato.
Para que sea satisfactorio además será muy importante tener un sentido, un objetivo en aquello que hacemos. No cuidar por cuidar o porque "toca", sino ver las razones que nos llevan a hacerlo, qué necesidades personales estamos cubriendo al hacerlo.
De esta forma descubriremos el para qué, y al ver que se cumple nuestra meta obtendremos satisfacción y bienestar. Son importantes objetivos a corto, medio y también a largo plazo.
Por último recordar el papel fundamental del agradecimiento en la felicidad. No olvides el agradecer y agradecerte en el día a día aquello que ha ido bien, aquello que has hecho por los demás y por ti. Dedica unos minutos a ello, como una rutina y la satisfacción estará más presente en tu vida.
Conociendo nuestros motivos en el cuidado y cuidándonos al mismo tiempo lograremos sentirnos mejor.
Montse Pérez
Psicóloga sanitaria. Especialista en demencias y en resiliencia y duelo
Docente, formadora y divulgadora. Psicóloga en SFH Psicólogos.
montse@montseperezpsicologa.com
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