Enfermedades relacionadas con problemas bucodentales

Diabetes
La diabetes es factor de riesgo de la enfermedad periodontal. «Determinados síntomas bucales pueden indicar una diabetes no diagnosticada o un mal control de los niveles de glucosa en personas no diagnosticadas», explica el Dr. Frutos. «En concreto, las personas con diabetes tienden a desarrollar enfermedad periodontal a un ritmo de tres a cuatro veces más rápido que las personas sin diabetes. Sin embargo, cuando la enfermedad está bien controlada con medicamentos, dieta u otro tipo de tratamiento, el problema suele estabilizarse e incluso puede revertir en parte. En mi caso, cuando veo mucha inflamación en las encías de un paciente que se cepilla y utiliza el hilo dental regularmente o cuando detecto bolsas de pus junto a una pieza dental, siempre pregunto: "¿Se ha mirado los niveles de azúcar últimamente?"».

La pregunta del dentista tiene su explicación: una diabetes mal controlada altera la función de los glóbulos blancos, la primera línea de defensa frente a las infecciones bacterianas (la enfermedad periodontal es consecuencia de una infección bacteriana). Además de problemas en las encías, la diabetes suele generar a menudo boca seca, sensación de quemazón en la boca o lengua y un aliento dulzón muy reconocible, llamado «aliento acetónico». «Hay que aclarar que no siempre el mal aliento es indicativo de diabetes», señala el Dr. Frutos. «Un aliento realmente pestilente puede indicar infección nasal, bucal, de los pulmones o del estómago».

Osteoporosis
Como comprobó Carmen Nieto (después de hacerse la densitometría que le aconsejó el Dr. Frutos), la pérdida de masa ósea y la de piezas dentales suelen ir de la mano. Eso explica por qué las mujeres pierden más dientes en la menopausia y por qué, a pesar de los riesgos asociados a la terapia de sustitución hormonal con estrógenos, ese tratamiento reduce el riesgo de periodontitis y ayuda a conservar la dentadura.

«En realidad, hay cuatro momentos concretos en que la mujer es más vulnerable a los problemas bucales: la menopausia, la pubertad, el embarazo y los días cercanos a la menstruación», explica el Dr. Frutos. «Justo en esos momentos, los niveles de hormonas que estimulan el proceso inflamatorio se elevan, lo que hace a la mujer más vulnerable a la acción de bacterias en la cavidad bucal. Conociendo esa relación, yo aconsejaría a las mujeres que acudieran al dentista precisamente en esos momentos. Es la mejor decisión que pueden tomar para conservar durante muchos años su propia dentadura».

Enfermedad cardiovascular
Los investigadores que realizaron el estudio publicado en Circulation citado anteriormente hicieron algunas operaciones matemáticas y contabilizaron estadísticamente las situaciones que más pueden hacer predecir la enfermedad cardiovascular. Según ese estudio, la primera es la pericoronitis, infección de las encías que rodean a los molares, generalmente los terceros molares o muelas del juicio. La segunda es la presencia de raigones (cuando el deterioro de la pieza dental es tal que solo queda la punta de la raíz). La tercera es la gingivitis, inflamación de las encías debida a mala higiene. Luego vienen las caries y la falta de piezas dentales. ¿Cuál es la conexión concreta entre enfermedad cardiovascular y esos problemas dentales? Como explican los autores del estudio: «Al parecer, bacterias presentes a menudo en la boca aparecen como placa aterosclerótica (la que recubre el interior de las arterias y reduce su diámetro), asociada con la enfermedad cardiovascular».

Otros problemas asociados con problemas bucales
Leucemia: Cursa a menudo con encías muy rojas e inflamadas, con aspecto de esponja.
Bulimia: La acidez bucal derivada de los vómitos frecuentes destruye el esmalte dental, especialmente en la parte interior de los dientes. Las personas con bulimia tienen también mayor riesgo de desarrollar caries y recesión de las encías.
Problemas renales: Pueden generar inflamación de las encías.
Reflujo gastroesofágico: La presencia de ácidos estomacales en la boca puede provocar erosión dental.
Déficit de minerales y vitaminas: Las personas con dietas pobres en hierro pueden desarrollar úlceras en la lengua y las comisuras de la boca (boqueras) y ver reducido el tamaño de las papilas gustativas. La anemia ferropénica severa puede generar cicatrización de tejidos de la garganta y el esófago y hacer difícil el acto de tragar los alimentos.

Aunque una dieta pobre en vitamina C puede hacer que las encías sangren y se inflamen, un auténtico déficit de ese nutriente puede provocar pérdida de piezas dentales.

Por su parte, bajos niveles de vitamina D (que el organismo produce cuando tomamos el sol) aumentan el riesgo de fractura de mandíbula y de enfermedad de las encías, además del riesgo de osteoporosis.

Marisol Guisasola

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