Evitar los síntomas de la menopausia

Hubo un tiempo en el que la llegada de la menopausia se asociaba de forma irremediable a la necesidad de acudir a la ingesta de compuestos hormonales. Como si de una enfermedad se tratara, todas las mujeres, fueran cuales fueran sus síntomas, recibía del ginecólogo la correspondiente receta con su tratamiento de estrógenos.

Es verdad que la menopausia acelera el deterioro de los huesos, acrecienta la sequedad vaginal, la pérdida de orina y las infecciones urinarias o vaginales, la osteoporosis... También es cierto que los "sofocos" o golpes de calor son más que molestos y que a veces se producen cambios en el estado de ánimo, depresión e irritabilidad. Pero, ¿tanto como para medicarse?

Hoy, la menopausia no se liga necesariamente a los fármacos porque ninguno es inocuo. La terapia hormonal reduce muchos de las molestias asociadas a la ausencia de la regla, pero ni previene ataques cardíacos, ni derrames cerebrales ni la pérdida de la memoria. E incluso corremos el riesgo de tener mayores posibilidades de desarrollar un cáncer de mama.

Solo el médico puede valorar la conveniencia o no, según cada caso, de este tipo de tratamientos. No todas las mujeres viven igual la menopausia ni en todas ellas se produce una conjunción de todos los síntomas.

Hay muchas formas de evitar los efectos indeseables de la menopausia que, en la mayor parte de los casos, se atenúan y eliminan según transcurre el tiempo. Los productos de herbolarios pueden aliviar los síntomas, pero hay muchas más fórmulas. Por ejemplo, una alimentación adecuada y el ejercicio pueden reducir los sofocos y, si añadimos calcio, nos ayudará a controlar la pérdida de masa ósea. La sequedad vaginal puede solucionarse con lubricantes de venta en farmacias. Y para levantar el ánimo prueba con ejercicios de relajación y con la terapia. Muchas veces hablar acerca de nuestros problemas diarios y de nuestros temores con personas que están pasando por el mismo proceso puede ser la mejor terapia.